Alcázar de San Juan
Se han encontrado en el término municipal hachas pulimentadas, puntas de flecha y cerámicas; se cree que pudo haber algunos asentamientos celtíberos e incluso pudo ser tal vez la antigua Alces, una ciudad prerromana celtíbera conquistada por el pretor romano Sempronio Graco el año 179 a. C. que es nombrada en sus Anales por el historiador romano Tito Livio,4 por más que en el Itinerario de Antonino, del siglo III d. C., se la designa con el nombre de Murum.
Por otra parte Alces podría ser también la toledana Ocaña (del latín Alcanea), o la conquense Tresjuncos; de todas formas, situada junto a la vía o calzada romana que unía Augusta Emerita (Mérida) con Caesaraugusta (Zaragoza) a través de Toletum (Toledo), el lugar se hallaba bien situado para comerciar.
Todos estos prioratos quedarán englobados bajo la autoridad de un Gran Comendador de los cinco Reinos de España (Castilla, León, Navarra, Aragón y Portugal), que representará a los sanjuanistas hispanos ante el Gran Maestre de la Orden.
En la segunda mitad del siglo XII se advierten ya atisbos de militarización de la Orden que pronto concretará su carácter caballeresco. Sin abandonar a pobres y enfermos, el Hospital asumió también funciones guerreras,al igual que el Temple.
En 1162 Alfonso VIII le dona en La Mancha una serie de enclaves,Criptana, Villajos, y en 1183 el mismo monarca confió a la Orden el castillo y villa de Consuegra, que se convirtió en sede del Prior.
Muestra de la implantación de la Orden en tierras manchegas son las poblaciones que todavía añaden en su topónimola referencia “de San Juan”.
La invasión musulmana en el año 711 convirtió a La Mancha en tierra de nadie y el pueblo invasor creó un importante entramado defensivo que denominó en su lengua Al-kasar, que significa "palacio fortificado", dando nombre a la población.
En el siglo XIII la Orden de San Juan conquistó el alcázar musulmán y Sancho IV autorizó al Gran Prior de Consuegra la incorporación del palacio a sus tierras, lindando con dominios de las Órdenes de Santiago y Calatrava.
Se completó su construcción, como parte del palacio del Gran Prior de los Hospitalarios, en el siglo XVII, siendo Prior don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV.
En el siglo XVI la villa vivió un gran esplendor, vivíendo en ella muchos ricos hombres y cortesanos. Las familias Cervantes, Valdivielso y Díaz Morante le dieron lustre.
En la misma época se bendijo el Convento de San Francisco de Asís, de estilo gótico de transición, mandado construir por Diego de Toledo, Prior de la Orden de San Juan y duque de Alba, y en él se funda la franciscana Universidad de Alcázar con cátedras de Medicina, Teología, Historia sagrada y Filosofía, ampliada en el siglo XVII con dos materias más, Gramática y Artes.
Está en castellano antiguo, y reza así:
«En nuebe días del mes de nobiembre de mill quios y cinquenta y ocho baptizó el Rdo. Señor al.díaz pajares un hijo de blas de Cervantes Sabedra y de Catalina Lopez que le puso nombre Miguel, fue su padrino de pila Minchor de Ortega, acompañados Juan de Quirós y Franco Almendros y las mujeres de los dichos».
Y aunque creo que se entiende bastante bien lo que quiere decir, añado la transcripción a castellano moderno:
«En nueve días del mes de noviembre de mil quinientos y cincuenta y ocho bautizó el Reverendo Señor Alonso Díaz Pajares un hijo de Blas de Cervantes Sabedra y de Catalina López que le puso de nombre Miguel, fue su padrino de pila Minchor de Ortega, acompañados de Juan de Quirós y Francisco Almendros y las mujeres de los dichos».
No obstante, mayoritariamente la crítica cervatina considera que el verdadero Miguel de Cervantes es el nacido en Alcalá de Henares, ya que así lo afirmó el mismo autor del Quijote en la Declaración de Argel de 1580, continuando en la actualidad la pugna entre ambas localidades desde entonces
Esto no evita que siga viva la tradición cervantina en Alcázar, basada también en la existencia, hasta hace pocos años, de la llamada “Casa de Cervantes”,que fue derribada por su mal estado.
Otros estudios apuntan a que Alcázar de San Juan era el famoso “lugar de la Mancha”.
Es tal el arraigo de una y otra creencia que, durante la Guerra Civil Española, se cambió el nombre de la localidad por el de “Alcázar de Cervantes”.
La economía local se basó, durante casi siglo y medio, en el ferrocarril, debido a que Alcázar era importante nudo ferroviario que comunicaba Madrid con Levante y con Andalucía.
El declive del transporte de mercancías por ferrocarril, el cierre de las fábricas de material ferroviario y la centralización de las tareas de mantenimiento y control del tráfico ferroviario, han disminuido considerablemente la importancia de dicho nudo.
La transformación de la explotación ferroviaria de viajeros, tendente a la minimización de los tiempos de parada y los transbordos y a la eliminación de los tráficos nocturnos, así como la creación de las nuevas líneas de Alta Velocidad , que no pasan por Alcázar, han supuesto una merma considerable del tráfico de trenes y de la actividad hostelera en el entorno de la estación.
En su día, Alcazar tenía 19 molinos de viento y 9 de agua, principales motores de energía en aquella época, por causas de la sequía en los S.XV y XVI, dejaron de ser útiles y llegaron a perderse, solo quedando a día de hoy cuatro de viento.
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